Jonathan Noguera, un servidor de Dios y de su comunidad
El profesor inició conoció su vocación de servicio en una iglesia en su natal Maracay
Educador y servidor de Dios, son las principales características que definen a Jonathan Noguera. Actual presidente del Consejo de Residente de Santa Anita y uno de los impulsores de la Federación de Maestros Venezolanos en Perú.
Noguera, junto a su familia, forman parte de los cientos de migrantes que llegaron a Perú en el 2018. Trajo consigo de su Maracay querido su profesión de docente con especialidad en educación social y las herramientas que le dejó ser profesor de Introducción a la Filosofía, en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
“La difícil decisión de partir de mi patria, de mi país, surge a raíz de la persecución por parte del régimen que no soporta la disidencia y que no permite, la expresión del pensamiento libre. Siempre estuve al frente del movimiento ciudadano que enfrentaba la tiranía en Maracay, Estado de Aragua”, comentó. Destacó que temía por su vida y la de su familia.
El profesor cultivó su liderazgo gracias a su fe. “Yo trabajaba en la Iglesia Católica, en todo lo que es el trámite parroquial, relacionaba todo mi trabajo y a mis estudiantes le facilitaba todo aquel del pensamiento crítico y la búsqueda del bien común”.
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Esto lo llevó a trabajar en distintas causas sociales que se desarrollaron en el Hospital Central de Maracay, albergues y ancianatos llevando una mano amiga a quien más lo necesita. En los años más duros del país y grave deterioro económico acompañó toda entrega de apoyo para las personas vulnerables.
“Nosotros estuvimos gestionando aquello que se llamaba una vianda para Dios. Un programa que consistía en llevar un plato de comida extra los fines de semana, sábado y domingo. Nos reunimos en la parroquia en horas del mediodía y lo que teníamos carros salíamos a distribuirlos en los lugares neurálgicos donde se ubicaba la gente más necesitada. Es por ello que trajimos esa inquietud al ver que nosotros de una forma u otra no nos ha faltado Dios”, comentó.
Ya en Perú vio la oportunidad de continuar con el apoyo a los más necesitados. Recuerda con mucho orgullo su primer caso de éxito. “Era un hombre, un señor, un padre de familia que llegó desesperado porque la situación estaba incomodando a su familia. De allí hicimos el primer acercamiento con Cáritas Perú y la reacción difícil de agradecimiento fue muy difícil de olvidar”.
Fundó junto con otros buenos samaritanos el Consejo de Residentes de Santa Anita y desde allí viene liderando un sinfín de actividades comunitarias.
Noguera también fue parte de la primera cohorte de líderes comunitarios formados por un programa de Veneactiva pensando brindar herramientas para la solución de las necesidades de las comunidades.
“Me llevo, sin duda, con los conocimientos en derechos humanos porque son fundamentales y nunca los perdemos; al contrario, a menudo van a estar allí para defender nuestra dignidad humana. Y creo que eso nos permite seguir en este trabajo diario para conseguir esa justicia social que todos anhelamos”.